“En la región hay un avance de las ideas del latinoamericanismo y crece la unidad antiimperialista”
El secretario general del PCA, junto al secretario adjunto, Víctor Kot, participaron de un encuentro bilateral de consultas e intercambio con la dirección del PC cubano en La Habana. En este reportaje, Echegaray analiza la situación política en Cuba y en el continente, todavía conmovido por el asesinato de Raúl Reyes y los posteriores debates en la reunión del Grupo de Río.
-¿Cómo caracteriza al reciente encuentro bilateral de consultas realizado en La Habana por el PCC y el PCA?
-Fue una feliz coincidencia que interpretamos como una gran deferencia que tuvo la Dirección del PCC con nuestro Partido. Nos invitaron a realizar esta visita de consultas bilaterales entre ambos partidos cuando en Cuba estaba prevista la reunión de la Asamblea Nacional que había resultado de las recientes elecciones generales, en la que se iba a designar a la nueva conducción del Estado. Fue un elemento extra que todo esto se haya dado en el marco de la decisión adoptada por Fidel Castro de no aspirar a las designaciones de comandante en jefe y presidente del Consejo de Estado. Por lo que, merced a esta atención de los camaradas de la Dirección del PCC, que agradecemos y valoramos, hemos podido ser espectadores privilegiados de un acontecimiento histórico en la trayectoria de la Revolución Cubana y la historia del proceso revolucionario de América Latina.
-Un momento que algunos intentan exhibir como de cambio en la orientación política de la Revolución Cubana…
-Se pueden hacer reflexiones y sacar numerosas conclusiones sobre este episodio. De hecho, el mundo fue recorrido de punta a punta por las noticias que provenían desde Cuba en esos días de febrero. Hace un año y nueve meses, por un problema de salud que todos conocemos, Fidel Castro tiene una licencia. Raúl y otros dirigentes asumieron un proceso de interinato y eso plantea una situación distinta. Pero hay que aclarar que Fidel no ha renunciado a nada, solamente no aspiró a continuar presidiendo el Consejo de Estado y el cargo de comandante en jefe. Así, la Asamblea ha funcionado soberanamente y eligió una nueva dirección del Estado. Varios periodistas y politólogos de la derecha, pero también representantes de fuerzas del troskismo como el MST, el PTS y el PO, pretenden jugar con la idea de que los cambios en la conducción del Estado significan una modificación en la orientación política del proceso revolucionario, es decir, que de una orientación socialista se iría a una regresión del socialismo al capitalismo. Creo que esa es una especie producida en las usinas de guerra ideológica y sicológica de EE.UU., que alguna gente compra, entre ellas, desgraciadamente, algunas personas de la izquierda. De manera que si esa versión no fuera malintencionada, al menosse la puede juzgar como desprevenida o ingenua. Lejos de todo eso, se puede reflexionar que el resultado de este momento es un fortalecimiento del proceso revolucionario.
-¿Por qué?
-Mucho se ha escrito sobre el sistema económico alternativo que tiene Cuba, y nadie duda que pese al bloqueo este sistema condujo a la sociedad cubana a ser una de las más equitativas de América Latina y el mundo. También se reconoce que ese sistema económico produjo una estructura social en la que los derechos humanos básicos tienen un grado de satisfacción cualitativamente más elevada que en el conjunto de las sociedades capitalistas latinoamericanas y, en muchos casos, hay problemas y temas sociales que están mejor resueltos por el sistema cubano que en algunos países capitalistas importantes. La salud, la educación, el deporte y el desarrollo de todas las disciplinas culturales y la investigación científica en Cuba son solo algunas de las áreas que otorgan datos que son reconocidos y hasta elogiados, no solo por los amigos de la Revolución, sino también, y muy a su pesar, por algunos de sus detractores.
–Sin embargo, varios de los cañones apuntaron contra el sistema político en la Isla.
-Sobre lo que realmente existía una polémica fuertemente teñida por el desconocimiento, es acerca del sistema político en Cuba. Realmente creo que una batalla ideológica que se venía perdiendo es la que se plantea alrededor del tema democrático en la Isla. Está muy arraigada una idea muy trabajada por EE.UU., de que solo es democrático aquel sistema que se construye a imagen y semejanza del sistema de alternancia bipartidista de ese país. A partir de ahí, se trató de machacar presentando como algo terrible y antidemocrático a la extensa permanencia de Fidel Castro en diversos cargos, recordemos que fue durante veinte años primer ministro y durante más de dos décadas presidente del Consejo de Estado. Claro, se trata de algo terrible si quien ejerce esos cargos es Fidel Castro, pero a todo el mundo le parece absolutamente correcto y natural cuando un gobierno como el nuestro proclama que tiene un plan para permanecer largos años en el poder, ejercidos alternativamente por uno u otro miembro del matrimonio Kichner. Mientras desde el campo de los enemigos se negaba la existencia de un sistema democrático en Cuba, y por eso se la atacaba, desde el de los amigos había numerosas dudas sobre la existencia de un sistema político democrático en la Isla, y también acerca de si ese sistema tenía solidez como para pervivir o superar la ausencia de Fidel Castro. Esta es quizás una de las ideas fundamentales del arsenal ideológico de EE.UU. «Cuando Fidel no esté, esto se va a caer como un castillo de naipes», «Cuando Fidel falte se termina el problema», «No hemos podido resolver el problema porque estando Fidel es muy difícil», todos estos postulados amplificados hasta el hartazgo por las usinas ideológicas de EE.UU. pretenden presentar a Fidel como una especie de factotum, por lo que, si faltaba, el sistema cubano no se iba a poder sostener.
-Y en los últimos meses todos pudieron ver con claridad que la realidad es muy distinta a eso…
-El gran dato que surge de todo esto que ha pasado desde el desgraciado momento en que Fidel se enfermó, algo que por supuesto ninguno de nosotros hubiera deseado que ocurriera y que lamentamos, es que se fue produciendo un proceso de profundo contenido político que fue mostrando al mundo que en Cuba hay un sistema político democrático, que democrático no es sinónimo de democracia al estilo de EE.UU., y que es un sistema que puede pervivir y funcionar sin Fidel Castro en su centro, que puede trascender a esa gran persona, y que si puede hacerlo, puede trascender a cualquier otra. Nunca un proceso electoral en Cuba fue tan difundido en el mundo, y jamás hubo un proceso electoral en la Isla que, como en este caso, haya sido mirado por muchísima gente en América Latina y el mundo. Este es un dato relevante, ya que empieza a existir una visión distinta que no parte de la descalificación de plano realizada en base al argumento de que en Cuba nohay dos partidos. Vemos que comienza a haber una mayor preocupación por conocer la manera en que se construyen las listas de candidatos, basadas en las propuestas de la sociedad.
-¿Pueden considerarse estos elementos como una profundización de la participación de los ciudadanos cubanos en su sistema político?
-No digo que este es el método ideal. Sé que no es ideal, pero también estoy seguro de que el modelo de EE.UU. es altamente restrictivo, y en él solo una minoría es la que termina eligiendo al presidente. Un sistema que, además, al ser trasladado a nuestros países produjo una crisis de representación política. En EE.UU. los que no llegan a inscribirse no votan, para hacerlo deben tener un domicilio, algo que con el estallido de la Burbuja Inmobiliaria cada vez va a ser más difícil. Las anotaciones se hacen en inglés, hay que tener seguro social. Hay alrededor de 37 millones de personas que son pobres en EE.UU., de los que la mitad carecen de seguro social y automáticamente no votan. Hay que decir que en estos meses se libró una batalla con cierto nivel de éxito, que permitió poner negro sobre blanco que en Cuba hay elecciones en las que los candidatos no necesitan tener grandes sumas de dineropara ser elegidos. Queda claro entonces que en Cuba hay un sistema económico y un sistema social, pero también que existe un sistema político que no se derrumba por el hecho de que Fidel Castro ya no esté a cargo de las funciones que tuvo durante los últimos años. Esto es relevante.
-En este marco, ¿cómo debe valorarse la decisión de Fidel?
-Evidentemente hay años de campaña del imperialismo y de todas sus usinas ideológicas -a las que se suman las de los lamebotas que no faltan en América Latina y en nuestro país- que pretenden presentar a Fidel Castro como un individuo patológicamente vinculado al poder. Fidel tomó una decisión que dejó con un palmo de narices a todos los que han venido sustentando este punto. Fidel planteó una tesis donde la política está profundamente vinculada a su sentido ético, a la ética revolucionaria, marxista y martiana en la que siempre se orientó. Esto se advierte claramente al leer la reflexión en la que declara que no va a aspirar al cargo de jefe del Estado, donde dice que su salud no le permite cumplir ese cargo en el estilo con el que siempre lo ha hecho. Su estado de salud le permitiría desarrollar ese cargo con otro estilo, no creo que Fidel tenga peor salud en este momento de la que pudieron tener durante sus últimos mandatos Perón, Adenauer, Reagan, incluso Mitterand u otros estadistas. En realidad él dice «yo no lo puedo ejercer como creo que hay que ejercerlo», que es estando primero a cualquier hora y en cualquier lugar donde se produce un problema o una situación que afecte a su pueblo. Ese es el ejemplo que nos ha dado Fidel. Si había un huracán, Fidel no corría hacia el refugio, sino que era el primero que corría hacia donde estaban los problemas y era el que encabezaba la toma de medidas para resolverlos. Cuando la invasión de Bahía de Cochinos, no fue Fidel quien sentado desde un puesto de mando dirigió la operación, lo hizo desde el terreno, combatiendo en primerísima fila. Ese es el estilo de Fidel. Fidel no participó de la Asamblea, estoy seguro de que su salud le permitía perfectamente estar ahí, pero creo que interpretó que si lo hacía, el centro de la atención se iba a desplazar hacia su presencia y esto podía debilitar lo que, en definitiva, creo que es lo que estuvo construyendo en este último período y particularmente durante los últimos días: la idea de que aparezca el sistema político y los nuevos liderazgos de Cuba con cierta nitidez ante la opinión pública mundial. Esta fue una sabia decisión. Por primera vez, muchas personas de todo el mundo vieron cómo se constituía la Asamblea con sus 612 diputados, de qué manera votaban y como esas votaciones expresaban que no hay unanimidad en todos los casos, y también pudieron observar la manera en que quedaban constituidos los organismos del poder estatal.
-Se habló de renunciamiento, de paso al costado…
-Acá no hubo un renunciamiento de Fidel Castro a nada, sino un proceso en el que él fue artífice principal de una gran determinación política que ha permitido que se nivele esta ecuación a la que le faltaba un término. Cuba tenía un sistema económico y un sistema social, pero ante los ojos de algunos carecía de un sistema político, era una autocracia, y como predican EE.UU. y la derecha mundial una autocracia regida por un dictador, y para algunos amigos, una autocracia dirigida por un excelente compañero. Quedó claro que no hay ninguna autocracia, sino un sistema político democrático vinculado a la historia y a la realidad cubana, que no tiene nada que ver con el sistema impuesto desde EE.UU.La democracia no tiene y nunca tuvo un modelo único. Seguramente la de Cuba es una democracia que tiene muchísimo espacio para el perfeccionamiento, pero nadie puede negar que existe un sistema político democrático propio y particular, que la Revolución construyó y deberá seguir construyendo y perfeccionando.
-¿La vigencia de Fidel sigue siendo plena?
-A nadie le cabe duda de que esté en el puesto y lugar en el que esté, como un diputado más de la Asamblea Nacional, Fidel seguirá siendo visto por todos como el líder histórico de la Revolución, y es por eso que Raúl legitima públicamente el nivel de consulta con Fidel como un recurso suplementario del gobierno cubano. Creo que no solo va a seguir siendo consultado por el gobierno cubano, sino por todo el movimiento popular, democrático y revolucionario mundial, también por muchos presidentes de América Latina y distintos líderes de todo el mundo. Fidel fue vanguardia en el planteo de los grandes problemas que afectan a la humanidad, aquellos que la pueden llevar a una crisis de carácter catastrófico, por eso se ha ganado ese derecho en su país, Latinoamérica y el mundo. -¿Qué puede esperarse de Raúl Castro? -Raúl Castro es un líder histórico muy importante, un líder de verdad que se planta con un estilo propio y diferente al de Fidel, un estilo muy apropiado para esta etapa de la Revolución, en el que hay que recalcar su energía y franqueza. Raúl posee una trayectoria extraordinaria dentro de la Revolución, habla muy directamente de todos los problemas que tiene la sociedad cubana, habilitó un proceso de debate que atravesó todo el período electoral, que él mismo inició con su discurso del 26 de julio de 2007, un mensaje muy crítico en el que planteó algunas de las cosas fundamentales en las que se va a trabajar. En esa oportunidad, dijo que Cuba ya tiene un blindaje político, un blindaje militar y uno ideológico, por lo que ahora se hace necesario abordar el blindaje económico. Fue a la raíz del problema, y para eso, se fueron promoviendo en las asambleas de poder popular todas las cuestiones que desde la economía, lo político y lo ideológico quedaban sueltas, partiendo de la base de que había dicho que el blindaje político, el militar y aun el ideológico están construyéndose, y ahora debe construirse el blindaje económico.
-¿A qué se refiere cuando habla de «esta etapa de la Revolución»?
-Cuba se tiene que meter con mucha fuerza a resolver temas económicos, en lo posible, acortando plazos. Se observan cambios con tendencia a la mejoría en varios aspectos, se han dado pasos muy importantes en el tema energético, se están empezando a dar en la solución del acceso a la vivienda, la calidad del transporte público o la producción de alimentos. Hay cambios que ya son visibles, pero hay que resolver algunos temas que acumuló la economía cubana en un proceso histórico. En primer lugar, el problema de la productividad, debe haber más productividad del trabajo. Pero también el tema de la doble moneda y el del deterioro del salario que con precisión Raúl abordó como uno de los problemas que crean la tendencia a la corrupción.
-¿Cómo es eso de acortar los plazos?
-En Raúl se observa un manejo muy franco, abierto y directo de los tiempos. El dice que hay temas que se pueden empezar a resolver pronto y otros deben encararse luego de realizar un estudio profundo. Raúl Castro es un líder que habla desde un estilo colectivo, reconoce los problemas y lo hace con la idea de agrandar el espacio de debate, un espacio democrático y participativo. Es un líder que se propone tomar el toro por las astas en los grandes problemas de Cuba. El liderazgo de Raúl, junto con el de otros dirigentes, habla con elocuencia de que aún hay una parte de la generación histórica, la que originó la Revolución, que está jugando un significativo papel en la estructura de poder en Cuba. Esto es un capital político muy importante, sobre todo porque esa generación histórica está acompañada por otra compuesta por hombres y mujeres que recién habían nacido cuando triunfó la Revolución, pero también por una más joven.
-Volviendo a la visita que efectuójunto al secretario adjunto del PCA, quizá como nunca antes los encuentros que mantuvieron con integrantes de la Dirección del PCC tuvieron una repercusión más que relevante en la prensa cubana ¿Por qué cree que se dio esto?
-Fueron días muy emocionantes e impactantes, jornadas de un sentido político muy valioso. De las muchas visitas políticas a Cuba de delegaciones del PCA que se han hecho desde el viraje, esta es la que ha tenido más repercusión en ese país. Creo que de alguna manera esto habla de la valoración de nuestro Partido que hacen los camaradas del PCC, pero asimismo, da cuenta de la fuerte relación existente entre ambos partidos, una relación que fue construida con mucho respeto y confianza, y que se ha profundizado también con las organizaciones de masas que actúan en Cuba.
-La visita también coincidió con un particular momento de la región, algo que días pasados se exhibió con claridad en la 20º Reunión de la Cumbre de Río…
-Cuba se aproxima a los 50 años de la Revolución en un contexto en que EE.UU. está inmerso en una crisis muy importante, algo que es ambivalente, porque por un lado conlleva mayores peligros ya que se trata de un tigre herido, pero por otro genera mejores posibilidades a partir de que le es más difícil controlar a la región. Luego de cinco décadas, la Revolución Cubana a la que con justicia se caracterizó como el Faro que iluminaba América Latina, hoy sigue alumbrando a la región, algo que volvió a verse a raíz del asesinato e Raúl Reyes en un operativo provocado por la furia belicista el residente Uribe, que es n discípulo importante de las teorías siniestras de la guerra infinita preventiva de Bush. En la Cumbre de Río que sesionó en República Dominicana, Uribe recibió una verdadera tunda, fue desenmascarado, amonestado y desautorizado en prácticamente todos los argumentos y acusaciones con las que pretendió protegerse. Pero además quedó claro que como dijo la presidenta argentina, hay que cuidarse de la unilateralidad, y que tal como señaló Daniel Ortega, es inútil quela OEA investigue el episodio, porque a confesión de parte relevo de prueba, por lo que se hace preciso cerrar filas para avanzar en una solución pacífica y política regional al conflicto colombiano. Esta experiencia de Santo Domingo ha demostrado que los procesos más radicales de América Latina han comenzado a generar un modelo inédito de agrupamiento de gobiernos latinoamericanos sin los Estados Unidos.
-Un encuentro que estuvo atravesado por la situación generada a raíz del asesinato de Raúl Reyes…
-Estamos ante un hecho doloroso y negativo, pero que al mismo tiempo permite constatar que en la región hay un avance de las ideas del latinoamericanismo, de unidad y solidaridad latinoamericana, y de un sentimiento antiestadounidense. Estos son elementos político-culturales que ganaron espacio en la región, algo absolutamente favorable y promisorio. La posibilidad de unir fuerzas de distintos países latinoamericanos para poner freno a la política agresiva de Uribe es una posibilidad real, porque hay cambios muy profundos en el continente.
-Hay quienes afirman que estos cambios vinculados a procesos de liberación nacional alejarían la revolución, que por estas vías intermedias que caracterizan a algunos de los procesos abiertos en Latinoamérica se estaría entregando al capitalismo…
-Estos postulados ponen a prueba la capacidad de asombro y más bien suenan como una opinión llena de frustración y resentimiento. Hay que hacer un análisis de la realidad concreta y ver que hay importantes avances, y que de lo que se trata es de darles más profundidad y consistencia para que se proyecten en una perspectiva, no solo antimperialista, sino también anticapitalista y finalmente socialista. Quienes hacen ese tipo de conclusiones presuponen que algunos procesos de reivindicación nacional pueden ser contradictorios con la revolución y el marxismo, pero los procesos de liberación nacional no son un obstáculo. Nosotros vemos la revolución como algo profundamente nacional por sus formas y características, e internacional por sus contenidos. En la región hay cambios y mejoras, y en todo caso, de lo que se trata es de consolidar esas mejoras y cambios sin darnos por satisfechos, sino planteándolos como el comienzo de un camino que se debe desarrollar.
Fuente: Nuestra Propuesta http://pca.org.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=962
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